sábado, 28 de junio de 2008

Inmunodepresion por transfusiones

La administración perioperatoria de hemoderivados alogénicos (TSA) es relativamente frecuente en los pacientes oncológicos sometidos a cirugía y, aunque nunca antes habían sido tan seguros como en la actualidad, sobre todo con respecto a la transmisión de enfermedades infecciosas, sabemos que esta práctica no está exenta de efectos adversos. Uno de ellos es la inmunomodulación inducida por transfusiones alogénicas (IMITA), que mediante mecanismos no completamente esclarecidos induce un predominio de la respuesta Th2, caracterizada por la liberación de interleucina-4 (IL-4), IL-5, IL-6, IL-10 e IL-13 que inducen un predominio de la inmunidad humoral y una disminución o anulación de la inmunidad celular, creando un estado de susceptibilidad a la enfermedad. Tampoco se conocen con exactitud los componentes de la TSA que participan en la inducción de IMITA, aunque diversos estudios han implicado a los leucocitos del donante o los productos liberados por los mismos durante la conservación. En el paciente neoplásico sometido a cirugía, el grado de IMITA parece depender del volumen transfundido y va a potenciar otras alteraciones del sistema inmunitario producidas por la enfermedad de base, el estado nutricional e inflamatorio del paciente, el tipo de anestesia que se emplee, la magnitud del trauma quirúrgico y la medicación perioperatoria. Este estado de inmunodepresión, junto con las alteraciones de la microcirculación y la hipoxia tisular regional provocadas por la lesión de almacenamiento de los eritrocitos, puede llevar a un aumento de las infecciones postoperatorias y de la recurrencia del tumor, aumentando por tanto la morbimortalidad de estos pacientes. Por ello, es necesario el desarrollo de programas multidisciplinarios para optimizar el manejo transfusional del paciente oncológico y reducir el número de TSA al mínimo indispensable, disminuyendo los riesgos inherentes a las mismas.

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